Irakere: la generación musical del cambio

Por: Mirna Guerra.

Cuando se habla de música cubana surge el nombre de una de las agrupaciones más emblemáticas de la historia musical del país, Irakere, que en lengua yoruba significa vegetación, selva… Y es que Irakere se convirtió en la semilla que haría germinar un frondoso bosque de ritmos y sonidos, una escuela por donde han desfilado muchas de las grandes estrellas de la música cubana. Con más de cuatro décadas de fundada esta legendaria banda ha sido pionera del jazz afrocubano e iniciadora de la revolución musical en los años setenta.

Irakere surgió en una época en la que por exigencias políticas en la Isla, la música y la cultura eran tratadas como instrumento de identificación revolucionaria y en el que el jazz estaba tildado de música imperialista. Fue en estos momentos, finales de la década de los sesenta e inicios de los setenta, que un grupo de grandes músicos fundaron una banda cuya principal apuesta era enriquecer la música popular bailable cubana junto al jazz latino como elementos esenciales. Bajo la dirección del destacado pianista Jesús “Chucho” Valdés se reunieron músicos de excelencia que buscaban una sonoridad diferente, a partir del uso de la percusión folclórica afrocubana junto a los timbres renovados de los ritmos populares de la época que fusionaban el jazz, el rock, el funk y los ritmos populares cubanos como el son, el mambo o el cha cha chá, junto a la música clásica o de concierto.

Irakere, Bacalao con Pan.

Antes de consolidarse como banda, Irakere funcionó con un pequeño formato instrumental compuesto por Chucho Valdés (piano, dirección y arreglos), Oscar Valdés (tambores afrocubanos y voz) y Carlos del Puerto (contrabajo, bajo eléctrico), al que posteriormente se integraron extraordinarios músicos como Paquito D’ Rivera (saxo alto, tenor, flauta y clarinete), Carlos Averhoff (saxo tenor, soprano, flauta y clarinete bajo), Jorge Varona (trompeta, trombón y percusión), Carlos Emilio Morales (guitarra), Bernardo García (batería y tambores batá), Jorge Alfonso “El Niño” (tambores batá), Enrique Plá (batería) y Carlos Barbón (güiro, chekeré y pandereta), conformando así la orquesta más influyentes del panorama musical cubano. La mayoría de estos músicos formaron parte de la Orquesta Cubana de Música Moderna que se inauguró en 1967 y poseían una sólida formación académica recibida en las escuelas y conservatorios del país que les permitían realizar las más atrevidas y virtuosas improvisaciones en sus respectivos instrumentos.

En Cuba, Irakere penetró el gusto del público bailador con su primer gran éxito que le brindó el paso a la fama, el tema Bacalao con Pan, a los que sucedieron una innumerable lista de hits bailables con títulos como Atrevimiento, Mami dame caramelo, Aguanile Boncó, la versión del Guayo de Catalina, entre otros. Míticas también se consideran sus grandes versiones de jazz sinfónico de las obras de Mozart, Adagio, basado en el tema del segundo movimiento del Concierto para Clarinete y Orquesta del genial compositor austriaco, Concierto en Re para flauta y las Variaciones La Molinara sobre la ópera del mismo nombre de Giovanni Paisiello. Aunque sin dudas entre sus obras cumbres se encuentra la suite Misa Negra, recogida en el álbum homónimo, donde también se recoge el impresionante Concierto para metales.

Irakere, Adagio de Mozart.

Entre sus primeras presentaciones fuera del país se encuentran su gira por Finlandia en 1976, así como su gira por los principales escenarios norteamericanos donde actuaron en el Festival de Jazz de Newport, en 1978 tras la que llegó su consolidación internacional, aquí sorprendieron por la riqueza que ofrecían sus fusiones musicales del jazz y el rock con la música latina y la fuerza arrolladora de la percusión afrocubana. Sus actuaciones en el Carnegie Hall de Nueva York, así como en el Festival de Jazz de Montreux, Suiza fueron grabadas y lanzadas bajo el sello Columbia y le hicieron merecedores del premio Grammy a la Mejor Grabación Latina. Este premio otorgado a Irakere colocó a la agrupación en un plano cimero a nivel internacional y por extensión a la música cubana en los escenarios mundiales.

A lo largo de su historia la formación se ha nutrido de los mejores músicos que han conformado el panorama musical el país entre los que se encuentran los excelentes trompetistas Arturo Sandoval, Manuel Machado, Juan Munguía, Julio Padrón y Adalberto Lara, los saxofonistas César López, Germán Velazco, Román Filiú, Irvin Acao, José Luis Cortés “El Tosco” como saxofonista y flautista, Orlando “Maraca” Valle en la flauta y teclados, la extraordinaria cantante Mayra Caridad Valdés, el guitarrista Jorge Luis Chicoy y los grandes percusionistas Miguel “Angá” Díaz en las tumbadoras, Fran Padilla y Armando Cuervo, por solo mencionar algunos. Muchas de estas genialidades residen en la actualidad en diferentes ciudades a lo ancho del mundo manteniendo la esencia de la música cubana como bandera.

Irakere, Misa Negra.

Irakere se convirtió en líder del proceso de renovación que se venía produciendo en la música popular cubana de la segunda mitad del siglo XX. La banda elaboró un nuevo estilo de creación dentro de la música popular bailable y del jazz afrocubano, a través de la fusión de los elementos de la música de antecedente africano, los cantos religiosos yoruba y los tambores batá, junto a la raíz de la música popular cubana, el jazz, la música clásica y contemporánea. Logró una sonoridad completamente diferente con el empleo de los instrumentos electrónicos unidos a los instrumentos folclóricos, aportando una nueva riqueza tímbrica a la música popular. Desarrolló las estructuras del jazz afrocubano en la música bailable y también en el jazz latino. La increíble fuerza con que trabajaron los planos percutivos y la cuerda de metales les hizo precursores de la música llamada “timba” que se conoció en Cuba con posterioridad.

El estilo creativo de Irakere posee un concepto universal que atraviesa las fronteras entre los géneros llamados clásicos o populares, entre la música culta, el jazz o lo folclórico. La esencia de su arte parte de la música como elemento de unión y apertura entre culturas, dentro de la música cubana simbolizan la generación musical del cambio.

Han pasado ya más de cuatro décadas de la creación de esta mítica agrupación, los nuevos Irakere se escuchan en el tributo de la nueva generación de músicos con Chucho Valdés y su Afrocuban Messenger, aquí continua la historia…

Irakere, Juana 1600.

 

Fuentes:

 

Imagen de cabecera: integrantes de Irakere.
Carátula del álbum "Original de Cuba: Chucho Valdés & Irakere" (Egrem, 2006).
Foto tomada de www.cubanisima.ch