París y los músicos cubanos

Por: Mirna Guerra.

Durante siglos, París ha sido considerada como una de las capitales europeas de la cultura y el arte, el sueño dorado para artistas de toda índole: músicos, poetas, pintores… Los artistas cubanos no fueron ajenos a este sueño, muchos de los nombres más importantes de la cultura de la Isla se relacionaron con la capital francesa. Los músicos más relevantes del siglo XIX cubano recibieron parte de su formación en el conservatorio parisino y fueron laureados en esta ciudad, entre ellos destacaron José White Primer Premio de Violín en 1856, “El Liszt de Ébano” José Manuel Jiménez (Lico) Premio Medalla de Plata del Conservatorio de París, el pianista Ignacio Cervantes Premio en 1866, el compositor de óperas Gaspar Villate y un largo etc.

Durante las primeras décadas del siglo XX París acogió en su seno a un gran número de músicos cubanos que encontraron en esta ciudad el lugar ideal para su exilio. La “nueva música cubana”, de tendencia afrocubanista, encontró las puertas abiertas a un mundo europeo ansioso por escuchar la frescura que traían aquellos ritmos. Grandes nombres como Alejo Carpentier en la literatura y Alejandro García Caturla en la música, exponentes del movimiento afrocubano, abrieron el camino a muchos otros autores para el reconocimiento internacional del aporte africano en la cultura de Cuba. Entre estos compositores se encuentran Ernesto Lecuona, Moisés Simons, Eliseo Grenet, Antonio Machín, Julio Cuevas, Miguel Matamoros, por solo mencionar algunos.

Shelly Hanson, La Tumba de Alejandro García Caturla.

París se convirtió en un centro neurálgico donde los músicos cubanos encontraron especial acogida por parte del público francés, allí vieron su estreno un número importante de obras de la literatura musical cubana como los Dos Poemas Afrocubanos y Bembé de Caturla, las operetas de Moisés Simons Toi cést moi con libreto de Henri Duvernois (estrenada en 1934 en la Ópera Cómica de París) y Le chant des Tropiques,  así como la première de la zarzuela La Virgen Morena de Eliseo Grenet, entre otras.

Toi c’est moi de Moisés Simons. Video promocional de Productions Belle Lurette.

La década de los treinta mostró un París ávido por las novedades que le traían los ritmos y bailes cubanos. La capital francesa fue testigo del éxito de innumerables agrupaciones como el Trío Matamoros, La Orquesta de Antonio Machín o La Orquesta de Don Azpiazu. En los clubes nocturnos y cabarés actuaban los músicos cubanos, uno de estos clubes tomó el nombre de «La Cueva», por las presentaciones musicales del inigualable trompetista Julio Cueva. Otro de los espacios más populares donde también se escuchaba música criolla fue la “Cabaña Cubana”, un sitio por donde desfilaban además de los músicos cubanos la intelectualidad burguesa y los artistas bohemios de la época. Se dice que la proliferación de estos centros hizo que la rue Fontaine fuese conocida popularmente como la calle cubana.

Desde los años 30 hasta la fecha la migración de los artistas cubanos hacia Francia ha continuado, muchos han hecho de este país su segunda casa, su hogar y residencia.

Numerosos son los proyectos en los que están involucrados los músicos cubanos, quienes realizan espectáculos y presentaciones a lo largo del país galo y difunden la música de sus orígenes, enamorando al público francés con sus ritmos. Algunos de estos proyectos ya han visitado nuestras páginas: Pablo Espinosa como líder de Pablo y Su Charanga, la formación franco-cubana Son del Salón o el pianista Gabriel Urgell. De otros artistas seguimos su trayectoria como el caso de las hermanas Díaz con su formación Ibeyi, o el proyecto musical Atelier MI Sol, pero esas ya son otras historias…

Ibeyi, Oya.

 

Referencias:

 

Imagen de cabecera: perspectiva de la Torre Eiffel. París, Francia.