Teatro musical cubano: el teatro vernáculo

Por: Mirna Guerra.

En un artículo anterior hicimos referencia a la zarzuela como una de las manifestaciones de mayor impacto en el contexto musical colonial de la Cuba del siglo XIX. Hoy nos centramos en una variante teatral que influyó notoriamente en el desarrollo del teatro musical de la Isla, nos referimos al teatro vernáculo con su expresión consolidada en los Bufos Habaneros. Esta importante variedad teatral cubana tuvo sus antecedentes en el sainete y la tonadilla escénica españoles, los que a su vez copiaban el modelo bufo del teatro francés y de la ópera italiana del XVIII llamada ópera bufa, que intercalaba textos hablados de carácter humorístico en alternancia con el canto.

En Cuba esta forma de expresión del teatro se gestó a lo largo de la primera mitad del XIX y se fue nutriendo de las diferentes manifestaciones y expresiones culturales que comenzaban a conformar el sentimiento nacionalista en la sociedad decimonónica. Este modelo de teatro se caracterizaba por presentar obras cortas con argumentos hilarantes, los que servían de crítica, sátira y burla a situaciones y temas de actualidad en la época. Para ello se acompañaban de bandas sonoras que contenían expresiones músico-danzarias que iban cristalizando como criollas en expresiones de bailes y ritmos populares.

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Las primeras referencias sobre el inicio del teatro vernáculo cubano se encuentran a mediados del XIX a partir de la creación de la compañía de Bufos Habaneros en 1868, quienes se presentaron en escena el 31 de mayo de ese año en el Teatro Villanueva con el estreno de el “juguete de costumbres y tipos del país” Los negros catedráticos, de Francisco Fernández, con el cual se inició el estilo “catedrático” (1), entre otros títulos. Con anterioridad a estas fechas ya se habían representado en La Habana obras de los “cómicos habaneros” que ya anunciaban el nacimiento del género bufo con grandes nombres de la escena como Francisco Covarrubias (1775-1850), José Agustín Millán y Bartolomé José Crespo (1811-1871) (2).

12803971_10153956871078850_1194647858_nEsta forma de quehacer teatral se caracterizó por llevar a la escena los tipos y costumbres que estaban de moda en aquellos momentos, hecho que propició la aceptación inmediata del público cubano el cual se vio reflejado en muchos de los personajes que subían a escena, por ejemplo: la muchacha casadera, el borracho, el jugador de gallos, el negrito, el gallego, la mulata y el guajiro, estos últimos los más populares. “Los Bufos habaneros fueron suspendidos en 1869 por los trágicos sucesos acontecidos en el Teatro Villanueva, cuando el colonialismo español atacó dicho teatro por ver un atisbo de rebeldía en estas representaciones” (3).

Años después de dictada “La Paz del Zanjón”, en 1880, reapareció el teatro bufo irrumpiendo en todos los escenarios de la Isla con un gran éxito y manteniendo su popularidad en las restantes décadas del siglo XIX y primera mitad del XX.

En el plano musical, este tipo de representación fue muy importante ya que sirvió de plaza común para la configuración de un repertorio que mezclaba las creaciones de concierto con la música popular, interrelacionando ambas forma de composición y llevando a escena gran variedad de géneros populares como las guarachas, habaneras, criollas, guajiras y boleros.

Teatro AlhambraQuizá el período de mayor importancia para el teatro vernáculo se encuentra entre los años 1900 y 1935, época de esplendor del Teatro Alhambra, considerado como el más fecundo en la producción musical de este género. En sus representaciones no solo se llevaban a escena las guarachas de actualidad, tal y como ocurría en los sencillos libretos del teatro bufo que venían presentándose inicialmente. Ya desde 1895, con las creaciones del compositor José Marín Varona (1859-1912), las obras vernáculas incluían una buena parte dedicada a las interpretaciones musicales. Surge así un amplio repertorio de sainetes líricos y revistas de actualidad, donde la música jugaba un importante papel.

La figuras musicales representativas de este teatro fueron el propio José Marín Varona -quien estrenó varias zarzuelas-; Manuel Mauri (1857-1939), primer maestro y concertador de ese conjunto teatral en los primeros años de la temporada alhambresca; Luis Casas Romero (1882-1950) y Jorge Anckermann (1877-1941), este último ocupó la plaza de director musical a partir de 1911 y hasta la desaparición del Alhambra en 1935, estrenando un extenso volumen de zarzuelas y juguetes musicales.

El teatro constituyó una de las plazas más solicitadas y gustadas por el público cubano y se convirtió para los compositores y creadores de la época en un medio que les brindaba el paso a la popularidad y en un vehículo de expresión de sus ideales nacionales.

 

Referencias:

  1. Teatro bufo cubano, Música, Teatro, Cuba http://www.encaribe.org/es/article/teatro-bufo-cubano/1097
  2. Paneque, Roberto: Los Bufos Habaneros.
  3. Robreño, Eduardo: Como lo pienso lo digo, Ed. Unión, La Habana 1985.

 

Fuentes:

 

Imagen de cabecera: vía www.pixabay.com