
Escalante Chernova, Irina
Aún no ha cumplido los 40 años y su nombre, Irina Escalante Chernova, se ha convertido en una referencia destacada de la joven generación de compositores cubanos que recorren el mundo. El talento y la constancia han sido sus mejores aliados para alcanzar el éxito que hoy la acompaña: por una parte, un catálogo composicional con más de una docena de obras concebidas para cámara y para solistas, además de una apreciable producción electroacústica; y por la otra, una destacada labor que desempeña como profesora asistente de música en Georgia Gwinnett College en la ciudad de Atlanta desde el año 2012 hasta la actualidad.
Desde pequeña Irina mostró una avidez insaciable por el conocimiento. Su interés y admiración por la vida y obra de los grandes compositores y sus inquietudes por descubrir la explicación de cada detalle de elaboración de las obras más destacadas del repertorio clásico europeo, hicieron de Irina una alumna de excelencia en su paso por la Escuela Profesional de Música “José White” de su ciudad natal Camagüey.
Durante los años de estudiante, surgen en Irina las primeras inquietudes por la composición, motivadas por el ambiente de conciertos y estrenos de obras de los jóvenes creadores en Camagüey. Entre ellos destacaba la figura del compositor Louis Aguirre Rovira quien era profesor de música, además de director de agrupaciones orquestales. Este compositor enseñó a Irina Escalante los pormenores de la escritura musical, armonía y contrapunto. Además la motivó a encontrar en la composición un modo de expresión de su propia personalidad artística. Este trabajo llevó a la joven compositora a estrenar sus primeras obras en los conciertos que se realizaban en la ciudad. También le valió para obtener una plaza en Instituto Superior de Arte de La Habana en la especialidad de composición, donde asimiló las enseñanzas de los maestros Harold Gramatges, Carlos Fariñas y Roberto Valera.
En el año 2001 Irina se graduó de esta prestigiosa institución cubana habiendo culminado un intenso período de aprendizaje y composición de obras nuevas. Muchas de ellas fueron estrenadas en varios festivales de música contemporánea en La Habana, bajo la producción de Guido López-Gavilán. Comenzó por esta época su incursión en la música electrónica, estrenando varias de sus piezas en el Festival de Música Electroacústica «Primavera en La Habana», dirigido por el equipo del compositor Juan Blanco. Precisamente por una de estas piezas, La Primavera del Angel fue premiada en la categoría de “Residencia” en el 27th International Competition of Electro Acoustic Music and Sonic Art in Bourges, Francia. A partir de este momento su carrera se internacionaliza, recibiendo el título de Maestría en Artes Musicales en la especialidad de Música Electroacústica en Dartmouth College, Estados Unidos (2005). Sus estudios académicos culminan al recibir el Doctorado en Música en la especialidad de Teoría y Composición en Florida State University en 2009.
Su catálogo está engrosado predominantemente por obras concebidas para el formato de cámara y para solistas, además de una importante producción electroacústica. En ellas destacan obras con instrumentos acústicos y electrónicos en vivo, proyectos de música electrónica para danza moderna, además de piezas que desarrollan nuevos enfoques creativos para la enseñanza de la música en el aula.

Ross González, Iliana
La música electroacústica de Irina ha pasado por el filtro de una excelente musicóloga cubana que ha puesto sus conocimientos y talento en función de crear sensibilidades hacia la comprensión del lenguaje musical contemporáneo y de hacernos descubrir el universo sonoro de Irina. Ella es Iliana Ross González (La Habana 1976), una destacada musicóloga cubana, que tiene reconocida experiencia en este campo de investigación avalada por su participación en varias producciones discográficas, la última de ellas, Isla de la compositora cubana Ailem Carvajal, galardonado con el premio a mejor disco de música de concierto en Cubadisco 2013.
Iliana también ha participado en eventos de la SIBE-IASPAM, Congreso Joaquín Rodrigo y Congreso de Musicología de Casa de las Américas, Cuba, entre otros. Tiene publicaciones en Boletín Música (2001) Casa de las Américas, Cuba y en Vom Theremin zum synthesizer. Elektroakustische Musik in Kuba (2004). Su campo de estudio es la teoría y análisis musical, junto al de investigación archivística y de documentación. Lleva trabajando varios años con la obra del compositor catalán, José Ardévol Gimbernat (1911-1981), para el que ha confeccionado su catálogo de obras, que actualmente se encuentran en el Museo de la Música en la Habana.
Su actividad profesional es compartida con su labor como intérprete al formar parte del Dúo de Pianos Ross-Kotetisvhili con el que ha grabado el CD Sonorimaris, con obras de autores cubanos, georgianos y vascos, y con su lado más dulce en la enseñanza infantil donde ha creado un aula propia Musikaldi, en Vitoria-Gasteiz, donde imparte además, clases de armonía, contrapunto, lenguaje musical y piano. Desde el 2002, Iliana se ha establecido en el País Vasco, España, donde realiza estudios para el Doctorado en Música Española, en la Universidad de Valladolid y obtuvo un Diploma de Estudios Avanzados en el 2005.
Disfrutemos de este maravilloso paseo por la música electroacústica de Irina a través de estas reflexiones realizadas por Iliana Ross González.
IRINA ESCALANTE CHERNOVA Y SU MÚSICA ELECTROACÚSTICA.
Reflexiones realizadas por Iliana Ross.
Y el ángel afloró
La Primavera del Ángel es de los primeros trabajos de música electrónica que escribió la compositora Irina Escalante (Camagüey, Cuba, 1977), allá por el año 2000. Yo estuve presente en su estreno en La Habana y no olvido la grata sorpresa que a todos nos causó la audición de su obra. Era una pieza madura —de una compositora veinteañera— que interpelaba a las nuevas sonoridades surgidas de las computadoras y programas de aquella época. Desde esa fecha hasta nuestros días la tecnología se ha transformado a pasos agigantados y ello ha multiplicado las posibilidades de modificación del sonido. Sin embargo, al escuchar nuevamente La Primavera… es posible sentir la actualidad de los elementos que la componen porque su concepto atemporal está basado en construcciones sonoras, que aunque manipuladas electrónicamente, se sienten profundamente humanas y cercanas a la vida del siglo XXI que habitamos.
Respiraciones, oscilaciones mecánicas, sacudidas y estremecimientos se ensamblan en un espacio-tiempo que transcurre sin radicales cambios de ritmos. Son incesantes agitaciones, aleteos de un ángel adolescente que anuncia su despegue hacia futuros desafíos.
La primavera del ángel de Irina Escalante.
La obra se divide en dos grandes masas sonoras que fluctúan sobre una frecuencia grave, a veces imperceptible, que recuerda las vibraciones de los motores de aviones. En la primera de estas estructuras se superponen sobre ese sonido, delicadas modulaciones tímbricas que se presentan como introducción a procesos combinatorios de mayor resonancia. Estos se exponen a través de la acumulación de texturas y por medio de sugerentes reguladores que abarcan un amplio espectro dinámico. Más adelante, esta amplificación se diluye hacia el sonido vibratorio-base de la obra y muestra el elemento más contrastante de la pieza: sacudidas de maracas, instrumento de percusión cubana, cuya función de sonajero produce resonancias agudas, típicas en la música popular de la isla. Pero este zarandeo de maracas no desarrolla secuencia rítmica alguna, sino que funciona de aviso o puente entre la primera y la segunda parte de la obra. Es a partir de este nuevo elemento que se desata el clímax de La Primavera… mediante la disolución de los elementos agudos en sonidos unificados de voz humana que a su vez se interrumpen con golpes y rasguños de cuerdas frotadas. Ello deriva en un momento de máxima tensión sobre el elemento oscilante que envuelve la obra desde el inicio y es cuando todos deseamos que florezca la ansiada primavera. La vemos llegar y enseguida partir, ya que se deshacen rápidamente las capas sonoras hasta quedarse solamente la frecuencia grave del comienzo, que también se funde por completo. Nos recuerda que algo intenso voló sobre nuestras cabezas, sin detenerse, para continuar viaje hacia nuevos espacios.
La compositora no sabía que estaba escribiendo su propia historia. Fue a partir de esta pieza que comenzó un período en su vida, marcado por nuevas realidades culturales y posibilidades de desarrollo profesional fuera de su país de origen. El ángel era ella y su primavera vital, floreció.
Proyect IV: de la reflexión a la intuición.
Intenta escuchar Proyect IV (Irina Escalante, Cuba, 1977) una tarde de invierno, a ser posible con nubes grises en la ventana, y sobre un sofá acolchado y amplio. Cierra los ojos y como si de una relajación se tratase, desata tus fantasías con los sonidos que transcurren insólitamente. No es una relajación cualquiera. Tienes que formar parte de lo que allí acontece y estar atento a los paisajes que se descubren en su contemplación. El tiempo se ajusta a los distintos fragmentos que lo tejen, combinado lo acústico y lo sintético en un eterno combate. No obstante, la compositora diluye esa pelea y la transforma en un pensamiento blando y ambiguo que busca la complicidad del oyente. Si no estás dispuesto a intervenir con tu imaginación, mejor déjalo para otro momento.
Project IV de Irina Escalante
La obra parte de un punto vibratorio grave e inapreciable que se alarga en el tiempo hasta alcanzar rangos dinámicos elevados. Del mismo modo surge un motivo melódico que en su constante reiteración transmuta a una síntesis de sonidos gravitacionales. Las gradaciones de las oscilaciones están salpicadas de sutiles combinaciones armónicas en timbres apenas sugeridos, dispuestos a sumar sensaciones placenteras a la vez que desafiantes. Hacia la mitad de la pieza un nuevo motivo melódico se hace presente, generando variantes rítmicas entrecortadas de un sonido penetrante y afilado. Sin embargo, éste motivo no se desarrolla y solo ayuda a dar paso a una última sesión de la obra que gravita sobre dos acordes de la escala diatónica: tónica y supertónica acompañan las tenues fluctuaciones tímbricas que se intensifican y degradan hacia el final de la pieza. Es uno de los momentos más contemplativos de la obra debido a la sutileza con que se presentan los acontecimientos sonoros. Hacia el final de Proyect IV… cuando todo parece acabar, un nuevo sonido temporal y vibrante se abre y cierra en sí mismo. Es la señal que nos llama a despertar de toda esta alucinación y sentir la materialidad que nos rodea.
Esta obra, según señala su autora, es parte autónoma de un grupo de piezas o proyectos denominados por los números del I al V, que en su conjunto representan una obra completa. Sería interesante escuchar todos los proyectos con detenimiento para descubrir las líneas que les unen y/o diferencian e intentar descifrar el tipo de propuesta creativa que cada proyecto desarrolla por sí mismo. Solo cabe precisar que Proyect IV es una pieza que contiene sonidos puramente electrónicos, realizados mediante el programa de computadoras Csound y el secuenciador de frecuencias Ableton Live. Ello permite obtener un banco de sonidos con abundante capital acústico para compositores inquietos. Irina Escalante es ejemplo de ese carácter, con un camino que transcurre entre la reflexión y la imaginación sin límites.
Music/Noise
En la música que consumimos en la actualidad, la línea que separa el sonido musical y el sonido no musical se torna poco definida. Y es que ambos “estados” responden a la subjetividad de cada individuo y a su propio background musical. Como si de un regulador dinámico se tratase, la construcción de los sonidos y las alturas en la música electrónica, se aleja o se acerca de esos dos puntos extremos. En la primera de estas posiciones hallamos obras con sonidos reconocibles auditivamente, dispuestos en correlación armónica, y en la segunda se encuentran composiciones que emplean sonidos generados solo por procedimientos electrónicos, evitando todo tipo de relaciones armónicas entre ellos. Estas últimas piezas se caracterizan por el uso de timbres no deseados (unwanted) o incómodos (noise) al oído. Con la ampliación de las perspectivas creativas que ofrecen estas resonancias, los artistas experimentan una fuerte dispersión de sus paradigmas musicales. La iconoclasta obra del japonés Merzbow, la fantasía musical de su coterráneo Ryoji Ikeda y el estatismo extremo de la norteamericana Pauline Oliveros, son muestras de estas preferencias.
En las obras Experiments (2016 ) y Rhythms (2016) de Irina Escalante (Cuba, 1977) se plantea el uso de sonidos no deseados con sonidos reconocibles, ensamblados a través de ciertas relaciones de alturas. En ambas piezas se manifiesta la expansión hacia zonas periféricas de la musicalidad sonora, pero también se nota un tejido narrativo, muy sutil, que se acerca al discurso cultural de la compositora mediante el empleo de timbres propios de la música popular cubana.
Experiments comienza desarrollando una secuencia interválica de espacios amplificados (cuartas justas y quintas aumentadas) casi como si de una monodia se tratase, a no ser por los sutiles acompañamientos armónicos a la frecuencia principal. Esta sección es como una presentación del resto de la pieza que transcurre en segmentos entrelazados por silencios como elemento protagónico. Pasado el primero de estos silencios ocurren expansiones y contracciones de grandes masas sonoras, con dinámicas abiertas y cerradas de impactante intensidad. Esta grandiosidad se renueva con el tintineo constante de una campana aguda, sonidos de pasos de zapatos, cascabeles y voces. Una sección final rescata todos los elementos presentados hasta ese momento a través de la amplitud de frecuencias. Es en este momento cuando se presenta a nuestros oídos un sonido parecido a las esferas chinas con campanillas, unido al sonido de sonajeros, entre ellos uno muy semejante a la matraca (idiófono de madera de origen asiático y africano) empleado en la música popular cubana. Solo si conocemos las raíces de la compositora, podemos crear algún tipo de relación con estos instrumentos, ya que en la obra estos sonidos no tienen la misma función que en la música cubana. Ellos forman parte del entramado tímbrico de la composición, sin llegar a desarrollar planos rítmicos propios. Y es que el juego de las ambigüedades es la mejor herramienta de la compositora para explorar el sinfín de posibilidades del universo noice, sin perder de vista las connotaciones armónicas y los recursos tímbricos de su cultura original.
Experiments de Irina Escalante
Rhythms es una obra potente en volúmenes y procedimientos tímbricos. Quizás su nombre se debe al modo en que el timbre se convierte en ritmo. Estratos de sonidos diversificados en canales y texturas, proponen una urdimbre de resonancias y oscilaciones en constante progresión. Construida en dos secciones, la primera de ellas se presenta como una paleta de colores repartida entre sonidos de claves cubanas frotadas entre sí, sonidos de tumbadoras y sonidos sintetizados en amplitud de frecuencias. En esta primera sección se escuchan tenues reguladores dinámicos, salpicados de un sinfín de sonidos entrecortados y agudos que crean pequeños motivos melódicos. Hacia el minuto 5:05 ocurre la explosión de sonido y con ella la segunda sección de la pieza. Proceden a combinarse, hasta alcanzar el clímax, distintas capas tímbricas que buscan una acumulación acústica con la ayuda de los motivos entrecortados. El final es algo precipitado porque se desearía escuchar por más tiempo esa congestión de sonidos. Sin embargo, la autora prefiere cortar esa tendencia porque sabe que su objetivo está logrado: impactar en nuestros sentidos con elementos reversos. Por una parte estatismo y por otra, abundante dispersión sonora.
Rhythms de Irina Escalante
Ambas piezas enriquecen nuestras experiencias sensitivas en el modo en que percibimos ciertos estados de nuestra materia. Y es que la música electrónica vacía de contenidos sus significados y va directo al mundo sensorial de quien la escucha. Se aprecia que Irina Escalante trabaja con estos elementos de una manera auténtica y creativa. Su camino está bien trazado, solo falta desarrollarlo en sus inagotables caudales.
Todas las pistas de audio han sido cedidas por Irina Escalante Chernova. Worldwide Cuban Music no posee los derechos de autor de las obras publicadas en esta entrada, solo autorización para su reproducción. Imagen de cabecera: vía www.pixabay.com
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