Por: Imilka Fernández.
«/…/ Me precio de ser -y eso lo digo a cada rato a mis alumnos y amistades- una persona que ha prodigado mucho amor, no porque regalo sino porque creo en el amor. Tengo una convicción tan absoluta que no es una frase, una palabra, sino una realidad… esa realidad viene calzada por mi experiencia personal.»
Harold Gramatges
Así ha quedado mi memoria.
Su figura esbelta, su andar pausado y la elegancia de sus ademanes lo ubicaban en un quijote de los tiempos modernos. Una apariencia tranquila, un trato amable y sus controladas reacciones completaban esa imagen cosmopolita y de destiempo. Pero su impecable guayabera y ese acento que no logró “corregir” (quizás porque no se lo propuso), delataban a gritos que el maestro Harold Gramatges era cubano, pero no cualquier cubano, era un cubano santiaguero de convicción y de corazón.
Eran los últimos años de los 80 y cada martes lo podíamos encontrar en la clase de Audiciones Analíticas que impartía en el Instituto Superior de Artes de La Habana. Con aplastante paciencia y con un infinito amor acometía su empeño de motivarnos e introducirnos a la música contemporánea, pero sus clases, eran mucho más que eso. Lamentablemente, la gran mayoría de aquellos jóvenes no teníamos la madurez suficiente ni el enfoque necesario para apreciar el verdadero valor de ese acontecimiento. El gran Harold Gramatges, con una trayectoria brillante en diversos órdenes de la vida cultural de nuestro país, dedicaba un tiempo maravilloso a conversar, explicar y comprender a aquellos estudiantes desenfocados e impacientes… ¡Qué pena de no haber podido valorar todo esto!
Pero el maestro Harold Gramatges no sólo nos traía obras de primerísima mano, de actualidad y de calidad, (aunque el tocadiscos del Instituto se enfrascara en «hacer arder los árboles» cuando escuchábamos la música), sino que también en cada clase nos acercaba a un mundo maravilloso de grandes teatros, de estrenos de obras, de conciertos y de personalidades importantes que al ser vividas por él en primera persona, se revelaban tangibles y posibles para nosotros. Entre anécdotas y chistes se ayudaba a explicarnos qué aspectos valorar de la audición y nos enseñaba a ser desprejuiciados frente a la obra musical. Muchas veces una inyección de fuerza y de esperanza.
Entrevista a Harold Gramatges para el programa Cubanos en primer plano.
La vida y obra del maestro Harold no se lograrían resumir en este pequeño espacio. Como compositor desarrolló un gran catálogo de obras que incluye obras para diversos instrumentos y formatos y en ellas trabajó técnicas y conceptos de la música contemporánea de su tiempo. Como esta obra, compuesta en 1969 donde utiliza técnicas del aleatorismo.
Gustavo Corrales Romero, Movil I de Harold Gramatges.
En el catálogo de obras de Gramatges también se incluyen otras con acento más cubano, donde la tradición de los géneros y de la rítmica es enriquecida y recontextualizada con un tratamiento más elaborado, intelectual y contemporáneo.
Anton Machleder, Guajira de Harold Gramatges.
Pero la labor del maestro Harold se extendió más allá de las notas y de los pentagramas. Durante muchos años estuvo involucrado en la labor educativa demostrando un gran interés por el mejoramiento de los programas de estudio. Por otra parte, su vida siempre estuvo muy vinculada al desarrollo de las instituciones culturales a sus líneas de desarrollo y a su compromiso con la Revolución Cubana y siempre fue su afán el colocar a Cuba a un nivel internacional destacado con eventos, concursos y festivales de alto nivel.
Quiso la suerte que, para los que de alguna manera fuimos tocados por las enseñanzas del maestro Harold Gramatges, la Editorial Ciencias Sociales de La Habana publicara el libro Yo ví la música. Vida y obra de Harold Gramatges, del escritor e investigador Heriberto Feraudy Espino, amigo personal del maestro y de su esposa Manila. Este libro nos ha proporcionado una información que nos vuelve a conectar con el maestro y nos recuerda sus clases y su esencia. No es este un material que proponga un estudio riguroso de la vida y obra del maestro, aunque su título nos conduzca a pensar en ello, su valor es documental al recoger una serie de entrevistas realizadas en los últimos seis meses de vida del maestro donde habla de diferentes aspectos de su vida.
Sobre el maestro Harold me han regresado muchos recuerdos. Su hablar pausado, su gestualidad y su forma maravillosa de amarnos. Recuerdo que nunca sintió reparos al invitarnos a su casa, a compartir su estudio con sus alumnos, sus libros y su material para que nos adentráramos más en el mundo de la música. A mí particularmente, me prestó una muy usada partitura de La consagración de la primavera del compositor ruso Igor Stravinsky para un trabajo de clase.
Desde la altura de la madurez y del conocimiento, hoy logro recordar muchas cosas de aquellas clases, sigo percibiendo su grandeza como persona, su titánica labor educativa, su eterna paciencia y, especialmente, el optimismo que en cada momento supo inyectar en nuestro espíritu inquieto para aprender a vivir en el misterio de la vida como él la concebía.
“La vida es un misterio, nadie sabe de nada: simplemente, hay que saber vivir dentro de ese misterio y ese misterio se convierte, para mí, en un privilegio… el privilegio de vivir”
Harold Gramatges
En nombre de todos, ¡Gracias Maestro!
Fuente:
- Feraudy Espino, Heriberto, Yo vi la música. Vida y obra de Harlod Gramatges. Editorial Ciencias Sociales, La Habana, 2009.
Imagen de cabecera: Harold Gramatges. Foto tomada de www.unradio.unal.edu.co
Un comentario en “Al maestro Harold Gramatges: tributo y homenaje”
Los comentarios están cerrados.