El pensamiento de un musicólogo de formación trae sorpresas. Su espíritu investigativo, su afán de encontrar explicaciones y lógica a cualquier hecho musical propuesto, de buscar un antes y un después y ponerlo todo en un orden cronológico o dentro de un proceso de evolución, va más allá de ser el diseño para un trabajo específico. Su visión del hecho sonoro se enfoca desde el análisis exhaustivo del que no escapan detalles y minuciosidades. Y es que todo este complejo sistema de pensamiento permea cualquier práctica profesional que el musicólogo ejerce, ya sea en la docencia, en la investigación, en el asesoramiento musical de los medios de difusión como la radio y la TV o en la crítica musical a eventos y conciertos, entre otras muchas actividades.
Pero en un musicólogo no todo es adquirir o desarrollar habilidades y actitudes calculadas que lo conviertan en un especialista en música. Para que todo esto pueda ocurrir, se requiere de otros componentes que están estrechamente ligados a la vocación y que marca la diferencia entre especialistas del mismo rango. Eurídice Losada es uno de esos musicólogos de sólida formación académica. Fue alumna directa del maestro de la musicología cubana Argeliers León y del reconocido compositor y maestro Harold Gramatges, recibió clases de perfeccionamiento del profesor Sergio Fernández Barroso y del guitarrista y compositor Leo Brower, obteniendo además la máxima calificación en su especialidad del Instituto Superior de Artes de La Habana. Pero su trayectoria profesional bien pudiera utilizarse para demostrar esas otras cualidades que no se adquieren desde el pupitre de la academia, aunque haya tenido esa constelación de estrellas como profesores. Y es que en esta compleja carrera, esas esenciales dosis extra requeridas se traducen en imaginación, entrega, creación, amor, dedicación y una desbordante pasión.
Con sus casi 70 años, Eurídice sigue viviendo el eterno sueño de su insaciable mente de músico e investigador. Ya retirada, reside en Miami y aún dedica horas voluntarias a la enseñanza de la música. Son pequeños los que reúne en una capilla de una iglesia ubicada en un barrio de bajas condiciones económicas y de familias que han sufrido el doloroso proceso de la inmigración y de familias disfuncionales. Pero no es el hábito del maestro el que se adueña de su práctica humilde, Eurídice está convencida de los poderosos efectos, casi mágicos, que la música puede ejercer en la restauración del espíritu de las personas y en la sensibilidad que se necesita para lograr una vida mejor.
También su pasión la lleva a participar activamente de los “Viernes de Musicalia” un evento que se desarrolla en la Universidad Internacional de Florida (FIU) a través del prestigioso departamento Cuban Research Institute (CRI). Allí colabora como conferencista referente de varias temáticas relacionadas con la música procedente de Cuba y del Caribe, además de ser una excelente difusora de la Colección Cristóbal Díaz Ayala.
Pero la trayectoria profesional de Eurídice fue un poco difícil. Su camino azaroso y lleno de inoportunas intervenciones le otorgan hoy esa tranquilidad, ese saber esperar y sobretodo sabiduría.

Eurídice Losada con Díaz Ayala
Se graduó de Piano en 1976 en la Escuela Nacional de Artes de La Habana y aunque, realizó sus estudios superiores en la especialidad de Musicología en el ISA, el piano continuó siendo una de las herramientas indispensables en su vida profesional y personal. Desde antes de graduarse ya desempeñaba una destacada actividad como docente en varios centros habaneros como en la Escuela de Superación «Ignacio Cervantes» y la Escuela «Adolfo Guzmán».
Su paso como especialista en música ha quedado registrado en varias instancias pertenecientes al Ministerio de Cultura de La Habana, más de una década en la Dirección Nacional de Música (1974-1986) y en otras instituciones como el Instituto Cubano de Radio y Televisión (1986-1989) donde además fue directora del Coro Infantil. También en los últimos 3 años de su estancia en La Habana fue miembro de la plantilla de musicólogos del Centro de Investigación y Desarrollo de la Música Cubana (CIDMUC).
En el intermedio de este período y durante tres años (1986-1989), por inconveniencias del momento, pasa a trabajar en el Centro de Rehabilitación de Menores del Ministerio del Interior. A pesar de haber sido esta, quizás, una de las etapas más difíciles en su vida personal y profesional, Eurídice se levantó como una triunfadora y de esa titánica labor, además de demostrar su absoluta capacidad creativa, de ingenio y especialmente altos niveles de paciencia, dejó escrita una de las experiencias más ilustrativas sobre el trabajo educacional en un libro que aunque ya está revisado, está aún por publicar “Una maestra de arte en el Centro de Reeducación”.
En diciembre de 1998 llega a Chile a través de una invitación recibida por la Pontificia Universidad Católica de Chile tras haber adquirido Mención en el Concurso Internacional de Musicología «Samuel Claro Valdés». A partir de este momento establece su residencia en Santiago de Chile y se introduce en las necesidades y realidades del campo de la enseñanza y de la música en general. Se abre ante sus ojos la posibilidad de cambiar la perspectiva de la enseñanza del canto desde el punto de vista conceptual y técnico y realiza importantes contribuciones a los métodos de enseñanza, programas que aún tienen absoluta vigencia en las escuelas de canto tan prolíferas en esa región. Gracias al acaudalado conocimiento, a su instinto y a su vasta experiencia en el campo docente, Eurídice produce un libro exitoso sobre la difícil y controversial temática del canto popular, una material que está clasificado como obligatorio en varios centro educacionales del país y que es utilizado también como referencia y consulta para aquellos que llegan al canto de forma empírica.«Tu Voz es un Don. Primera técnicas para el cantante popular», publicado en el 2004 por la editorial J.C. Sáez.
Sin embargo su trabajo más preciado es «El niño y la música», un recopilatorio de experiencias que está listo a publicar y que no sólo es el cúmulo de 30 años de esta profesora especial, sino que abarca un riguroso estudio sobre las capacidades musicales, su desarrollo, su permanencia, el gusto y la importancia de una educación musical consciente y dirigida. Sin lugar a duda, este material goza de altos niveles de exhaustividad y veracidad de las situaciones y ha sido creado desde la perspectiva de una especialista que domina con rigor las técnicas de investigación y el trabajo de campo. Toda esta labor de excelencia ha sido avalada por varios y reiterados premios en importantes concursos nacionales e internacionales como el de International Children Nile Songs realizado en El Cairo, Egipto en 1999, donde fue la única finalista de habla hispana.
Eurídice es un libro abierto, con varios capítulos iniciados que no echan de menos el punto final. Es una adicta a la música toda, a su práctica y a su conocimiento, es una devota ferviente de los poderes mágicos de la música que llega a transformar las más terribles de las situaciones y sin duda, es una feroz y elegante esgrimidora de la palabra cuando se siente comprometida con el dolor de su generación y de su realidad.
Se preocupa por no haber hecho más, por no centrar su temática y porque el tiempo se termina y hay tanto por hacer… y es que su mente altamente creativa no está desordenada, es una mente renacentista, alerta a cualquier inquietud, adaptable a cualquier situación y libre de recibir humildemente el diseño divino. La maestría está en como ha sabido asimilar cada uno de esos momentos, felices o terribles, sin perder la visión, la fuerza y con ese espíritu noble y sincero. Esos caminos azarosos y llenos de inoportunas intervenciones la han hecho de un material especial. Es la esencia de una mujer tranquila, agradecida y llena de la sabiduría que regalan los años y los avatares de la vida.
Imagen de cabecera: Eurídice Losada. Todas las fotos utilizadas en esta entrada han sido tomadas de www.facebook.com/euridice.losada previa autorización.
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