Por: Mirna Guerra.
Quizá entre los formatos más populares que han caracterizado las agrupaciones de la música cubana se encuentran los sextetos, septetos y conjuntos de son, que como su propia denominación indica están estrechamente vinculados al desarrollo de este género tan identificativo de la cultura musical de Cuba.
El son tuvo su surgimiento en la región oriental de la Isla hacia finales del siglo XIX en un entorno rural. Su rápida aceptación por la mayor parte de los sectores sociales hizo que en poco tiempo se extendiera por todo el país, estableciéndose en las zonas urbanas mas importantes. En un inicio las formaciones musicales de son incluían instrumentos como el tres, la guitarra, la marímbula y la percusión menor con el bongo y las maracas. En su desarrollo y a partir de su llegada a la capital se le adicionaron las claves, ampliándose así el formato a sextetos de son que estructuralmente definían los tres planos sonoros característicos de este género, el melódico con las cuerdas pulsadas, el armónico y tonal en la marímbula y el rítmico con la percusión menor.
Sexteto Habanero, Elena la cumbanchera.
Ya en la capital, estas agrupaciones soneras asimilaron los nuevos elementos que estaban estableciéndose en la Habana. La fuerte presencia de las primeras orquestas de jazz traían consigo el componente tímbrico de los instrumentos de viento. De este modo los formatos de son originales fueron incorporando nuevos elementos como la trompeta y sustituyendo otros como la marímbula por el contrabajo, derivando en la formaciones de septetos, popularizadas a finales de la década del 20 y que evolucionarían posteriormente en los conjuntos de son. Sin duda, el componente rítmico de este tipo de agrupaciones se convirtió en uno de los elementos principales, la percusión adquirió autonomía dando margen a la improvisación de figuraciones rítmicas independientes.
Septeto Nacional, Suavecito.
Por otra parte los conjuntos tuvieron su aparición en los años 30. Sus formatos fueron enriquecidos con nuevas sonoridades resultantes de la ampliación instrumental con la incorporación del piano acústico, las tumbadoras y la adición de otra trompeta a la ya existente. Posteriormente hacia la mitad del siglo XX estos conjuntos asimilaron los nuevos elementos que aportaba la música electrónica a través del piano eléctrico u órgano y el bajo eléctrico, los que como componentes melódico-armónicos sustituyeron definitivamente al tres y la guitarra, incrementando la cuerda de vientos hasta cuatro trompetas.
Conjunto Roberto Faz, Píntale los labios María.
Todas estas formaciones han continuado evolucionando hasta nuestros días y han enriquecido sus formatos con los nuevos componentes que brinda la tecnología y la electrónica al músico actual. Lo cierto es que muchos de los grupos que pasean la música cubana por el mundo mantienen las estructuras de aquellas primeras agrupaciones manteniendo vivo el sabor tradicional de nuestra música.
Imagen de cabecera: Conjunto de Arsenio Rodríguez. Tomada de: www.fidelseyeglasses.blogspot.co.uk vía www.commons.wikimedia.org